El náhuatl (que deriva de nāhua-tl, "sonido claro o agradable" y tlahtōl-li, "lengua o lenguaje") o mexicano es una lengua uto-azteca que se habla en México y en América Central. Surgió por lo menos desde el siglo VII. Desde la expansión de la cultura tolteca a finales de siglo X en Mesoamérica, el náhuatl comenzó su difusión por encima de otras lenguas mesoamericanas hasta convertirse en lingua franca de buena parte de la zona mesoamericana, en especial bajo los territorios conquistados por el imperio mexica, también llamado imperio azteca, desde el siglo XIII hasta su caída (el 13 de agosto de 1521) en manos de los españoles, motivo por el cual a la lengua náhuatl también se le conoce con el nombre de lengua mexicana.
El náhuatl comenzó a perder hablantes conforme se fueron imponiendo los españoles en el continente, junto con el castellano como nueva lengua dominante en Mesoamérica; sin embargo, los europeos siguieron usando el náhuatl con propósitos de conquista a través de los misioneros, llevando la lengua a regiones donde previamente no había influencia náhuatl.
El náhuatl es la lengua nativa con mayor número de hablantes en México, con aproximadamente un millón y medio, la mayoría bilingüe con el español. Su uso se extiende desde el norte de México hasta Centroamérica.
El náhuatl pertenece a la familia yuto-nahua (yuto-azteca) y, junto con extinto pochuteco y el pipil, forma el grupo aztecoide de dicha familia de lenguas. Dentro de la familia yuto-azteca el grupo aztecoide es especialmente cercano al grupo corachol (cora, huichol), formado por lenguas situadas al noroeste del foco de origen del náhuatl. El parentesco es algo más distante con el grupo tepimano (pápago, tepehuán) y el grupo taracahita.
Desde un punto de vista tipológico, resalta su importancia como ejemplo de idioma aglutinante, particularmente en la morfología verbal y en la formación del léxico. Tipológicamente es además una lengua de núcleo final, en el que el modificador suele preceder al núcleo modificado.
Existe un número importante de variedades (dialectos) de náhuatl que difieren sistemáticamente, y aunque en general el grado de inteligibilidad mutua entre variantes de náhuatl es alto, el náhuatl clásico probablemente era parcialmente ininteligible con el pipil o el pochuteco.
El náhuatl se clasifica en la familia uto-azteca y es la lengua hablada por el mayor número de grupos étnicos distintos en México. También fue ampliamente usada desde los siglos XIV a XVII como lingua franca en amplias zonas de Mesoamérica. Sin embargo, el origen ancestral de esta lengua estaría según la evidencia disponible fuera de Mesoamérica.
Los hablantes de náhuatl llegaron al valle de México a mediados del primer milenio d. C., asentándose el grupo mexica (o azteca) desde mediados del siglo XIII. Éstos procedían del noroeste, de Michoacán y Jalisco, y muy posiblemente de Nayarit. Hacia el año de 900 d.C., una nueva oleada de inmigrantes, de habla náhuatl, penetró en el área de las grandes civilizaciones de Mesoamérica. Muy probablemente los toltecas eran nahuaparlantes.
Se piensa que la influencia de la cultura Mexica y su lengua náhuatl llegó más allá de las fronteras del Valle de Anáhuac hasta Aridoamérica y Oasisamérica en América del Norte y hasta Nicaragua en Centroamérica. Gerardo Said escribe que dicha influencia abarcaba desde al norte del trópico de cáncer al norte de
Los aztecas o mexicas, quienes fundaron su capital México-Tenochtitlan en 1325, hablaban una variedad de náhuatl central, y al extenderse su imperio a través de una gran parte del centro y sur de lo que ahora es
Los grupos de origen nahua conformaron varias ciudades estados ya desde el siglo XII: tecpanecas, tlaxcaltecas, xochimilcas, huexotzingas, acolhuas, texcocanos, cholultecas, etc. Sin embargo, el náhuatl es mejor conocido por su uso entre los mexicas o aztecas, por ser este el grupo que logró la hegemonía militar y cultural sobre los demás. Desde los primeros tiempos, siempre ha existido una fragmentación dialectal de cierta importancia que se ha profundizado en los últimos 500 años. El náhuatl clásico no es otra cosa que la variedad usada durante el siglo XVI en el Valle de México, particularmente la de México-Tenochtitlan (la actual ciudad de México), la cual fue compilada por diversos misioneros europeos. Existe evidencia de la presencia del náhuatl en toda la zona conocida como Mesoamérica, si bien su origen mítico apunta a la parte de México conocida como Aridoamérica y Oasisamérica.
Durante la última parte del imperio azteca, existieron escuelas y academias en las cuales, entre otras actividades culturales, se enseñaba a la juventud a hablar bien, a memorizar, a recitar, a cantar sin y con acompañamiento instrumental (con teponaztli, huehuetl y ayacachtli, principalmente), y a "ensartar palabras bellas". En los templos había toda una escuela asalariada de compositores de poesía y canto en servicio del sacerdocio y la nobleza. Las obras literarias en náhuatl previas a la conquista toman la forma de escritura en parte pictográfica con elementos fonéticos, que seguramente se usó para memorizar las tradiciones orales. La introducción del alfabeto romano por los frailes españoles jugó un importante papel en la preservación de parte de la cultura mexica, siendo la otra parte destruida por los mismos españoles. La obra de Bernardino de Sahagún (1530-1590) tuvo una importancia crucial, pues contiene una investigación enciclopédica sobre la civilización mexica y muchos ejemplos de escritos históricos, religiosos, medicinales y poéticos, en una amplia variedad de temas y estilos.
A partir de 1521, de la caída de Tenochtitlan ante las tropas tlaxcaltecas aliadas con los españoles, comenzó un enorme proceso de evangelización que requería el conocimiento de la lengua del imperio conquistado. Así, el náhuatl que había sido lingua franca del imperio azteca, extendiéndose con sus diversos dialectos por todo el centro de México y hasta América Central, siguió siendo usado ampliamente e incluso extendido después de la conquista.
El franciscano Juan de Zumárraga, primer obispo de Tenochtitlan, introdujo la imprenta en Nueva España. Esto permitió la publicación de
En el siglo XVI, adoptó el alfabeto latino a consecuencia de la colonización española, escribiéndose de acuerdo a las normas ortográficas del castellano del siglo XVI. Esta forma de escribir el náhuatl perdura hasta nuestros días y se conoce a veces como náhuatl clásico o simplemente náhuatl, por oposición al náhuatl moderno, cuya ortografía no ha sido regulada.
Un aspecto poco estudiado del náhuatl en el período colonial es que también fue usado durante el proceso de colonización de las Filipinas, llevada por los indígenas mexicanos y algunos criollos que llegaron al archipiélago para realizar trabajos fuertes y labores administrativas, respectivamente. En particular, el tagalo presenta influencia del náhuatl en una proporción notoria de su vocabulario. Unos pocos ejemplos de esto son las siguientes palabras en tagalo: kamote (camote, camotli), sayote (chayote, hitzayotli), atswete (achiote, achiotl), sili (chile, chili), tsokolate (chocolate, xocolatl), tiyangge (tianguis, tianquiztli), sapote (zapote, tzapotl). Sin embargo, algunas otras lenguas minoritarias de Filipinas no sólo recibieron esta influencia en el plano semántico, sino también en su gramática y en muchas expresiones cotidianas, al grado que es muy notoria en fórmulas de cortesía y en oraciones católicas como el Padre Nuestro, que aparece como una mezcla de al menos tres lenguas de tres troncos lingüísticos distintos (castellano, náhuatl y la lengua nativa filipina).
Como resultado de la revolución sociopolítica de 1910, un enfoque distinto hacia el indígena moderno provocó un nuevo interés por implantar el náhuatl como lengua viva con distintos grados de intensidad cultural. Han surgido, entre otros, grupos como
Aunque en la actualidad carece de oficialidad, en el artículo 2.B.II de
A partir del contacto europeo con las culturas que existían en el territorio de lo que hoy es México, decenas de palabras nahuas se extendieron por todo el mundo. Tal es el caso de la palabra chocolate (xocolātl), que proviene de xocol-li 'cosa agria' y ā-tl 'agua' y las palabras para jitomate (xītomā-tl), chile (chīlli) y tocayo (tōcā(i)-tl, nuestro mismo nombre).
En El Salvador, el náhuatl se ha extinguido casi en su totalidad como consecuencia de la insurrección campesina de 1932 que terminó en la matanza de miles de indígenas hablantes de esta lengua.
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